El futuro del aprendizaje (I)
El aprendizaje puede entenderse como un proceso donde el conocimiento se crea a partir de la transformación de la experiencia. Podríamos ver al alumno, entonces, como un científico, activamente buscando significados del conocimiento a través de la experiencia. El aprendizaje empieza en los momentos más iniciales de la vida, pero es un proceso que dura toda la vida involucrando a todo el pensamiento, sentimiento, percepción y comportamiento del individuo.
Los alumnos necesitan ser capaces de reflejar sus propias habilidades, conscientes de sus propias competencias, y trabajar las mejores maneras de aprender cosas nuevas. Necesitan también la motivación que florece de las nuevas experiencias y formas de compartirlas. Además, el aprendizaje tiene que tener un componente imprescindible: hay que disfrutarlo. Estas necesidades nos hacen llegar a tres conclusiones:
- las habilidades realmente mejoran cuando analizamos la manera de pensar sobre lo que se aprende y como se aprende,
- los objetivos en el aprendizaje deben estar en unión con la motivación y esta debe conducirse con las personas, herramientas y ambientes de trabajo que realmente ayuden a estos objetivos,
- el reto se conecta al aprendizaje mediante los procesos mentales que gestionan la información, y hay que conocer como este reto consigue dar estímulo y recompensa al esfuerzo de aprender algo nuevo.
Pensar sobre cómo pensamos es el punto central para la habilidad individual de aprender. Nos convertimos en alumnos con potencial cuando conocemos realmente nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles ante el reto de aprender, siendo capaces de planear y construir estrategias para con el aprendizaje y evaluar su efectividad.
El desarrollo de ser capaces de comprender nuestro nuestro conocimiento y controlarlo, hace que los jóvenes de cualquier sustrato lleguen a un aprendizaje exitoso. A menudo podemos pensar al revés, pero lo que conocemos como fracaso escolar no viene dado por una falta de capacidades, sino por falta de confianza en las propias capacidades. Nuestras ideas sobre nuestros propios límites pueden determinar qué proyectos nos vemos más cómodos de llevar a cabo, qué proyectos podemos completar y qué habilidades podemos desarrollar durante la realización de éstos. La educación y las herramientas informales deberían ser útiles para impulsar a construir auto-confianza y perseverancia, a alentar a los alumnos a tomar riesgos, y enseñar que al fin y al cabo los errores, los fallos y lo que es incorrecto son simplemente oportunidades para aprender en el viaje hacia el dominio del conocimiento.
La investigación nos sugiere que creer que tú puedes llevar a cabo un proyecto hace que seas mucho más proclive a conseguirlo. Esto, que a priori parece algo lógico e incluso obvio, es muy significante porque enseña que el futuro del aprendizaje pasa por involucrar más el apoyo a la autoestima. La habilidades individuales y la auto-confianza son un elemento crucial, pero operan en compañía de las relaciones interactivas del alumno con su entorno: sus iguales, los objetos de estudio y los medios de trabajo.
La siguiente etapa en el desarrollo del futuro del aprendizaje, una vez superada la de cambiar la perspectiva desde la cual concebimos la estructura de nuestro aprendizaje, lleva a cómo mejoramos los medios de aprendizaje, y como veremos, todo ello pasa por una digitalización del aula y de los materiales de apoyo. Esto, sin embargo, os lo explicaremos en la siguiente parte. ¡Estad atentos!